Cómo y por qué los peces nadan en cardúmenes (grandes grupos o bancos de peces) ha fascinado desde siempre a los biólogos, quienes han buscado, a veces infructuosamente, pistas para conocer mejor las complejidades del comportamiento social de los animales, y las bases evolutivas de la propia conducta social humana. Los resultados de un nuevo estudio aportan algunos datos nuevos que ayudarán a avanzar hacia el esclarecimiento de ese enigma.
El equipo de Anna Greenwood y Abigail Wark, de la División de Biología Humana del Centro Fred Hutchinson de Investigación Oncológica, en Seattle, Washington, Estados Unidos, ha hallado que dos componentes claves de la tendencia de los peces a formar cardúmenes y de cuán bien lo hacen, se correlacionan con diferentes regiones genómicas en el pez de la especie Gasterosteus aculeatus, un pequeño pez nativo del hemisferio norte.
Además, las mismas regiones del genoma parecen controlar tanto la capacidad del pez para formar cardúmenes como la anatomía de su línea lateral, un conjunto de órganos sensoriales que detectan el movimiento y la vibración en el agua, y que contienen las mismas células pilosas sensoriales presentes en el oído humano y que transmiten los sonidos a nuestro cerebro.
El equipo de Anna Greenwood y Abigail Wark, de la División de Biología Humana del Centro Fred Hutchinson de Investigación Oncológica, en Seattle, Washington, Estados Unidos, ha hallado que dos componentes claves de la tendencia de los peces a formar cardúmenes y de cuán bien lo hacen, se correlacionan con diferentes regiones genómicas en el pez de la especie Gasterosteus aculeatus, un pequeño pez nativo del hemisferio norte.
Además, las mismas regiones del genoma parecen controlar tanto la capacidad del pez para formar cardúmenes como la anatomía de su línea lateral, un conjunto de órganos sensoriales que detectan el movimiento y la vibración en el agua, y que contienen las mismas células pilosas sensoriales presentes en el oído humano y que transmiten los sonidos a nuestro cerebro.
Anna Greenwood al lado de un tanque con peces de la especie Gasterosteus aculeatus en un laboratorio del Centro Fred Hutchinson de Investigación Oncológica. (Foto: Bo Jungmayer)
La identificación de los genes que influyen sobre el interés de los peces en agruparse con otros congéneres puede ayudar a la comunidad científica a determinar qué genes humanos son los más importantes para regular algunas de nuestras conductas sociales innatas que han hecho evolutivamente que vivamos en sociedades.
Algunas de las regiones cerebrales y de las sustancias químicas neurológicas que controlan el comportamiento social humano están probablemente involucradas también en el comportamiento social de los peces, tal como aventura Greenwood.
Los peces se agrupan en primer lugar para protegerse de los depredadores, pero también para nadar y alimentarse más eficientemente.
Algunas de las regiones cerebrales y de las sustancias químicas neurológicas que controlan el comportamiento social humano están probablemente involucradas también en el comportamiento social de los peces, tal como aventura Greenwood.
Los peces se agrupan en primer lugar para protegerse de los depredadores, pero también para nadar y alimentarse más eficientemente.
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