martes, 24 de septiembre de 2013

El efecto de una vida saludable se mide en los cromosomas



Una vida saludable (hacer ejercicio, comer sano –sobre todo verduras integrales con pescado, menos carne roja y sin alcohol-) es la mejor receta para vivir más. Esta conclusión ya es sabida, pero por primera vez se ha podido medir al nivel del núcleo celular: en los cromosomas, que son los paquetes que contienen nuestros genes. Un pequeño estudio de cinco años con 35 personas, que publica The Lancet, ha puesto números por primera vez al efecto de la vida sana en los telómeros, los extremos de los cromosomas cuya longitud determina la supervivencia.
En concreto, el estudio realizado por la Universidad de California en San Francisco, siguió a una serie de hombres con cáncer de próstata, y, aprovechando sus controles, se midieron los telómeros. Los que cambiaron a una vida más sana los prolongaron el 10%; los que no hicieron cambios en sus vidas, los redujeron un 3%.
Pese a las limitaciones del estudio (tanto en número de participantes como por sus condicionantes de sexo y estado de salud), el estudio da una medida de cómo influyen los hábitos a nivel intracelular. Los telómeros son una especie de protección de los extremos de los cromosomas, que son las estructuras que contienen los genes. En cada división celular se reducen, por lo que el daño se acerca a la información básica de la vida. Y mantenerlos se ha visto que es una manera de asegurar la supervivencia.
Entre los cambios que siguieron los voluntarios estaban, sobre todo, las de dieta, pero también el hacer ejercicio moderado o contar con sistemas de relajación y apoyo social.
Precisamente el tema de la alimentación es el central del Congreso Internacional sobre Nutrición que ha comenzado este lunes en Granada. En su primera jornada se ha recalcado que “mantener unos niveles óptimos de hidratación, evitar la ingesta de alcohol, evitar el tabaquismo, sea o no pasivo, llevar una dieta rica en frutas y verduras o evitar el sedentarismo, es decir, llevar un estilo de vida saludable supone evitar factores que predisponen a diferente enfermedades, como la obesidad, la diabetes tipo 2, la hipercolesterolemia o las enfermedades cardiovasculares”.
En él, Pilar Riobó, jefa de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz, ha afirmado que “una adecuada nutrición es una de las mejores herramientas para prevenir enfermedades. En España tenemos la suerte de contar con la dieta mediterránea, uno de los mejores ejemplos de calidad nutricional. No existe una adecuada relación entre las calorías que consumimos y las que gastamos, lo que conduce poco a poco hacia la obesidad”. Y ha añadido que “no podemos olvidar que no existe una correcta nutrición sin una hidratación adecuada [uno de los temas de la primera jornada]. De hecho, los expertos recomiendan de forma general ingerir entre 2 y 2,5 litros diarios a través de las diferentes bebidas, como zumos, refrescos o sopas que ayudan a adquirir los niveles deseados aportando variedad de sabores”.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/09/16/actualidad/1379345478_766732.html

Los marcadores genéticos dan pistas sobre las bases del alzhéimer



El alzhéimer es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente (unos 800.000 afectados solo en España), pero sus causas son una incógnita y eso es una dificultad obvia para buscarle un tratamiento. Con el auge de la genética se buscó en la conformación más profunda de las células su origen, pero un estudio que ha publicado el equipo de Manel Esteller, director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigaciones Biomedicas de Bellvitge (Idibell) en Brain apunta a una causa algo más superficial: la epigenética, que es el sistema que enciende o apaga la actividad de los genes. En concreto, el trabajo apunta a tres, que se relacionan con la producción de energía de las neuronas, a sus uniones (sinapsis) y a la dirección de sus colas, los axones.
El trabajo, indica Esteller, tiene varias vertientes. Por un lado, actuar sobre la epigenética es más fácil que hacerlo sobre los genes, y eso ya se hace en otras enfermedades neurológicas como la epilepsia. Por otro lado, al identificar estos tres genes, se apunta a procesos clave en la enfermedad.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores empezaron por dividir el cerebro de ratones en 12 regiones. Y luego les indujeron alzhéimer, con lo que pudieron ver las alteraciones que se producían, sobre todo en el córtex frontal. Luego se comprobó que esas zonas también estaban modificadas en cerebros de personas con la enfermedad.
Este laborioso sistema permitió identificar varios genes candidatos, pero al final la mayor relación se encontró en esos tres (hay un cuarto candidato en los que el vínculo es menos claro). Con este método se permitió solventar algunas de las dificultades de trabajar en alzhéimer, como es el hecho de que las metilaciones (los cambios epigenéticos) son muchos e intensivos en el cerebro, y que trabajar con este órgano es especialmente complicado.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/09/16/actualidad/1379340265_382366.html

VITAMINA E


La vitamina E o tocoferol pertenece al grupo de las vitaminas liposolubles, es decir, es soluble en grasas, por lo que puede almacenarse en el organismo. Esta vitamina necesita de las sustancias grasas para ser digerida y absorbida y se acumula fundamentalmente en el tejido adiposo, el hígado y la musculatura. Se encuentra en muchos alimentos, principalmente de origen vegetal, sobre todo en los de hoja verde y en las semillas, entre ellos el brócoli , espinacas, la soja o el germen de trigo. También puede hallarse en alimentos de origen animal, aunque en menor proporción, como la yema del huevo. Sin embargo, entre los alimentos que aportan más cantidad de esta vitamina están los aceites vegetales.
Para la absorción de la vitamina E es necesario una correcta producción de bilis y jugos pancreáticos, cuya función es digerir las grasas y la vitamina E. El tocoferol no se destruye en la cocción pero sí pueden hacerlo las grasas poliinsaturadas, las frituras, la exposición a la luz o la hidrogenación, proceso tecnológico para la elaboración de margarinas.