miércoles, 30 de octubre de 2013

¿Trasplantes de células para tratar la esquizofrenia?

Una nueva investigación con roedores sugiere que puede ser factible usar trasplantes de ciertas células para tratar la esquizofrenia en humanos.

Las células llamadas interneuronas inhiben la actividad dentro de las regiones cerebrales.

Sin embargo, esta función de freno o control es deteriorada gravemente por la esquizofrenia. En consecuencia, un grupo de células nerviosas conocidas como el sistema de la dopamina, experimenta una peligrosa hiperactividad. Varias ramas del sistema de la dopamina están involucradas en la cognición, los movimientos y las emociones.

Ya que estas células no funcionan correctamente en los pacientes de esquizofrenia, la idea de Stephanie Perez y Daniel Lodge, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio, Estados Unidos, fue reemplazarlas.

Los investigadores tomaron muestras de tejido de fetos de rata y células aisladas del tejido. Las células madre son capaces de convertirse en tipos diferentes de células, y en este caso se seleccionaron las interneuronas. Las células fueron inyectadas en el hipocampo del cerebro de ratas enfermas. El hipocampo regula el sistema de la dopamina y desempeña un papel importante en el aprendizaje, la memoria, y funciones ejecutivas como la toma de decisiones.
Daniel Lodge y Stephanie Perez. (Foto: Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio)

El trasplante restauró en las ratas el funcionamiento normal del hipocampo y del sistema de la dopamina.

A diferencia de lo que sucede con los enfoques tradicionales para tratar la esquizofrenia, tales como la administración de medicamentos y la estimulación profunda del cerebro, el trasplante de interneuronas podría, en teoría, resultar una solución permanente.

Si finalmente se valida esta técnica como apta para el Ser Humano, se podrá reprogramar a células propias de un paciente de esquizofrenia y utilizarlas en él.

Descubierto el gen de la manía

La revista Nature publica esta semana un estudio sobre la base genética de la manía o el comportamiento maníaco que ocurre en el trastorno bipolar y en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

Los autores, liderados por Huda Zoghbi, de la Escuela de Medicina de Baylor (EE UU), apuntan que las causas de este comportamiento pueden esconderse tras la sobreexpresi
ón de SHANK3, un gen con un papel importante en la función cerebral.

SHANK3 codifica una proteína que funciona en la sinapsis, el punto de comunicación entre las neuronas, explica Zoghbi a SINC. Sus mutaciones y deleciones pérdidas de un fragmento de ADN de un cromosoma se han asociado con autismo, discapacidad intelectual y esquizofrenia. Y el aumento en la cantidad de SHANK3 podría ser también perjudicial para la función neuronal, añade.

Sin embargo, a diferencia de las supresiones de SHANK3, hasta ahora no estaban claras las consecuencias de la sobreexpresi
ón de este gen. El trabajo que las ha confirmado se llevó a cabo primero en ratones y después en dos pacientes humanos.
Los científicos también identificaron dos pacientes humanos con trastornos neuropsiquiátricos que tenían duplicaciones en la región cromosómica que contiene SHANK3. (Foto: SINC)
Para nuestra sorpresa, los ratones que sobreexpresan SHANK3 presentan convulsiones y comportamientos maníacos como hiperactividad, hipersensibilidad a la anfetamina y ritmos circadianos anormales, subraya el experto.

Un an
álisis más detallado con ensayos bioquímicos y electrofisiológicos indicó que las neuronas de estos ratones tienen una actividad eléctrica anormal debido a los cambios en las sinapsis.

M
ás tarde, los científicos identificaron dos pacientes humanos con trastornos neuropsiquiátricos, uno bipolar y el otro con TDAH, que tenían duplicaciones en la región cromosómica que contiene SHANK3.

Más allá de la simple determinación de los síntomas asociados con la sobreexpresión de SHANK3, este estudio sugiere los cambios moleculares y celulares que conducen al desarrollo de la conducta maníaca y quizás al trastorno bipolar.

El trabajo identifica tratamientos que podr
ían ser de utilidad para las personas con trastornos neuropsicológicos relacionados con la sobreexposición de SHANK3.

Los autores evaluaron los efectos de los estabilizadores del humor en estos modelos de rat
ón y observaron que el valproato (un ácido graso con capacidades anticonvulsivas), pero no el litio, es capaz de revertir el comportamiento maníaco.

Estos resultados mejoran la comprensión de los mecanismos que contribuyen a estos trastornos neuropsicológicos y el tipo de tratamientos que podrían ser apropiados, concluye Zoghbi. Esta clase de análisis serán cruciales en el futuro para la selección apropiada de terapias para dichos trastornos. (Fuente: SINC)

Las aplicaciones móviles, un complemento para reducir la mortalidad materna

En las últimas décadas se han realizado muchos avances científicos y sociales para paliar la mortalidad materna. Los sistemas sanitarios han mejorado, los profesionales médicos están más preparados y la formación pre y post parto es más específica. Los últimos avances que se han llevado a cabo en este campo apuntan a los teléfonos móviles como las últimas herramientas de ayuda.

A pesar de que la mortalidad materna mundial se ha reducido en casi la mitad entre 1990 y 2010, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día mueren en todo el mundo unas 800 mujeres por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto. Solo en 2010 fallecieron 287.000 mujeres, la mayoría de ellas (99%) procedentes de países en desarrollo: más de la mitad pertenecían al África subsahariana y casi un tercio a Asia Meridional.

Las principales complicaciones, causantes del 80% de las muertes maternas, son las hemorragias graves (en su mayoría tras el parto), las infecciones (generalmente tras el parto), la hipertensión gestacional (preeclampsia y eclampsia) y los abortos peligrosos. Aunque también influyen otros factores como el paludismo o la infección por VIH en el embarazo.

Según la OMS, la mayoría de las muertes maternas son evitables. Pero para ello, es imprescindible que las mujeres tengan acceso a la atención prenatal durante la gestación, a la atención especializada durante el parto, y a la atención y apoyo en las primeras semanas tras el parto, algo no siempre fácil, sobre todo en los países en desarrollo. En un intento por dar solución a estas limitaciones, se han desarrollado en los últimos años unas plataformas digitales a través de dispositivos móviles con las que se pretende asegurar el acceso de las madres a información constante. Aplicaciones como Mobile Alliance for Maternal Action o UniversalWomen Speaker suministran recomendaciones sanitarias, ofreciendo consejos y datos para el cuidado materno e infantil, con el objetivo de reducir los posibles peligros del embarazo y del parto.

La última de estas plataformas, Zero Mothers Die, que surgió por la iniciativa conjunta de Advanced Development for Africa Foundation (ADA), Millennia 2025 Foundation, Joint United Nations Programme on HIV/AIDS (UNAIDS), Airtel y UniversalDoctor, lanzará un programa piloto en Ghana en el próximo año. Este consistirá en mensajes de voz en la lengua local para informar a las madres sobre cuidados personales e infantiles básicos. Para hacer llegar estos mensajes a las zonas menos favorecidas, los organizadores dispondrán de 100.000 teléfonos móviles gratuitos para distribuir entre las pacientes, a través de los cuales podrán llamar asimismo a los asistentes médicos y comadronas de los centros médicos en caso de necesidad. Los detalles técnicos también han sido solventados. Cargadores de energía solar asegurarán que los teléfonos se mantengan activos para que las futuras madres puedan disponer de ellos en todo momento sin tener que depender de la corriente eléctrica.

Pero, ¿son realmente efectivas, desde el punto de vista médico, estas nuevas plataformas móviles?

El Catedrático de Pediatría de la Universidad CEU San Pablo (España) y director del área de pediatría de los Hospitales Madrid, Alfonso Delgado, entiende que la efectividad de esta iniciativa depende, en mayor medida, del tratamiento, ética y concreción de la información que se trasmite a través de estas aplicaciones. El sesgo que los emisores pueden imprimir a estos mensajes o su utilización como herramientas propagandísticas supone un condicionamiento importante a la efectividad médica de la iniciativa. Es una herramienta que puede resultar peligrosa o positiva, puntualiza Delgado, el objetivo que se pretende lograr es muy interesante pero habría que valorar si su uso acaba desviándose y este tipo de aplicaciones son un intento fallido para paliar la mortalidad materna.


Blanca López-Ibor, profesora de Pediatría de la Universidad CEU San Pablo y pediatra del Hospital Montepríncipe, se muestra aún más reticente. En mi opinión, lo que habría que hacer es dotar a los médicos, misioneros y comadronas de los países menos favorecidos con infraestructuras adecuadas a través de las cuales puedan informarse, formarse y aprender para ayudar ellos mismos a las futuras madres. López-Ibor también puntualiza que lo más urgente es que los responsables médicos de estos países asuman una comunicación directa con sus pacientes y les faciliten materiales gráficos adaptados a sus necesidades y conocimientos.

Tanto Delgado como López-Ibor se muestran, asimismo, cautos en cuanto a la aceptación social que puede tener el uso de teléfonos móviles en los países en desarrollo por parte de las mujeres. Es cierto que en la mayoría de estas zonas el uso de teléfonos móviles se ha incrementado de forma considerable. Solo en 2010, el número de usuarios de teléfonos móviles aumentó un 50% en Ruanda. Pero todavía sigue siendo el varón quien asume el control mayoritario de estas nuevas tecnologías por lo que no queda claro si el uso de teléfonos por parte de las mujeres será algo aceptado y asumido en ciertas regiones.

A pesar de sus limitaciones, Delgado se muestra optimista. Es una iniciativa que tiene mucho potencial. Puede suponer un avance importante si realmente se usa adecuadamente. De momento, habrá que esperar hasta el 2014 para saber si este proyecto cumple con las expectativas y esperanzas generadas. (Fuente: CEU)