martes, 17 de diciembre de 2013

Las bebidas energéticas alteran la función cardíaca

Estos productos aumentan la potencia contráctil del órgano, según un estudio
"No sabemos si ello afecta a la actividad diaria o las facultades deportivas", indican sus autores
Las denominadas bebidas energéticas aquellas que suelen combinar la actividad estimulante de la cafeína y la taurina- alteran la función del corazón al intensificar la potencia de las contracciones. Esta es la conclusión a la que han llegado investigadores alemanes de la Universidad de Bonn en un trabajo que acaban de presentar en la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA en sus siglas en inglés).

Para el estudio, se analizó el impacto que tenía en la función cardíaca el consumo de este producto a corto plazo. Para ello se seleccionaron 18 voluntarios sanos, 15 hombres y 3 mujeres de una edad media de 27 años y medio. Cada uno de ellos se sometió a un estudio de resonancia magnética cardíaca antes y una hora después de beber un envase de bebida energética con taurina (100 miligramos por 100 mililitros) y cafeína (32 mg. por 100 ml.).
Comparadas unas y otras imágenes, el estudio radiológico posterior muestra un aumento significativo de los picos de tensión y mayores picos de tasas de tensión sistólica (mediciones de la contractilidad) en el ventrículo izquierdo, el que recibe la sangre rica en oxígeno de los pulmones y la bombea a la aorta, que la reparte por todo el cuerpo. Es decir: mayor potencia en las contracciones del corazón.
¿Qué implicaciones tienen este resultado? No sabemos exactamente cómo o si este incremento de la contractilidad del corazón tiene algún impacto en las actividades diarias o en el rendimiento deportivo, explica el radiólogo de la unidad de imagen cardiovascular de la Universidad de Bonn Jonas Dörner, uno de los autores del estudio. En todo caso, a raíz de las conclusiones obtenidas, los investigadores lanzaron la recomendación de evitar el consumo de estas sustancias a menores o personas con problemas cardíacos como arritmias, y plantearon la necesidad de profundizar las investigaciones, no solo para entender cómo se desencadena este mecanismo en la función del corazón, sino para determinar cuánto tiempo duran los efectos de la bebida.
El trabajo no encontró diferencias significativas en otras variables, como la frecuencia cardíaca, la presión arterial o la cantidad de sangre expulsada por el ventrículo izquierdo; a pesar de que el consumo de bebidas con altas tasas de cafeína sí se asocia, al menos, con los dos primeros efectos secundarios descritos o con palpitaciones.
Para el presidente de la Sociedad Española de Cardiología no tiene demasiado sentido que junto a la contractilidad no se haya visto incrementada la frecuencia cardíaca
Para José Ramón González-Juanatey, presidente de la Sociedad Española de Cardiología, no tiene demasiado sentido que junto a la contractilidad no se haya visto incrementada la frecuencia cardíaca entre las personas sometidas al estudio. "Los estimulantes analizados actúan sobre los mismos receptores cardíacos responsables tanto de la facultad contráctil como de acelerar el ritmo cardiaco, por lo que debería de ser un efecto conjunto", apunta. Además, comenta que cuanto mayor sea la potencia contráctil, mayor riesgo habrá de desarrollar una arritmia. Una posibilidad que crece, avisa, si se combina la cafeína y la taurina con el alcohol.
Estudios previos, como uno difundido el pasado mes de enero por el Gobierno de Estados Unidos, alertaba de que el número de personas que han acudido a urgencias por consumir bebidas energéticas se ha duplicado en cuatro años.  "Desde 2007 hasta 2011, las visitas al médico de urgencias por esta causa aumentaron de 10.000 a 20.000 y en la mayoría de los casos los pacientes eran adolescentes y jóvenes adultos", según explica el informe elaborado por la Administración de Servicios de Salud Mental estadounidense, que no precisaba los síntomas que presentaron las personas atendidas.

Identificada una mutación genética que duplica el riesgo de alzhéimer

La alteración aumenta la producción de las placas seniles características de la enfermedad

Es una variación poco frecuente, presente en menos del 1% de la población

Los equipos de secuenciación masiva de ADN se están convirtiendo en uno de los principales aliados de los investigadores a la hora de desvelar las raíces genéticas de las enfermedades de mayor incidencia. Uno de los últimos hallazgos tiene que ver con el alzhéimer, que solo en España afecta a unas 600.000 personas. Mutaciones en un gen especialmente activo en zonas del cerebro sensibles a la aparición de la enfermedad (como el hipocampo o el córtex) duplica el riesgo de sufrir la patología en edad avanzada, la modalidad más común (en torno al 90% de los casos).
Esta enfermedad neurodegenerativa se desencadena por la muerte neuronal vinculada a la presencia de dos estructuras aberrantes en el cerebro: la proliferaci
ón de las llamadas placas seniles (depósitos del péptido beta-amiloide) y la formación de los ovillos neurofibrilares (un conglomerado de fibrillas de proteínas).
La investigación, que publica este miércoles la revista Nature, pone el foco en las placas seniles. En concreto, en el gen fosfolipasa 3D (PLD3), que los autores del trabajo vinculan a la generación de beta-amiloide. Investigadores de la Universidad de Washington en San Luis (Misuri, EE UU) estudiaron los perfiles genéticos de 29 pacientes afectados y 11 libres de la enfermedad a partir de 14 familias con un historial de alzhéimer de aparición tardía. Al cruzar los datos obtenidos, observaron que la presencia de una rara variante del gen incrementa significativamente el riesgo de desarrollar la enfermedad, una probabilidad que fijaron en el doble de la población general.
Aunque el impacto de las mutaciones en este gen puede ir más allá. Los investigadores, dirigidos por Carlos Cruchaga, advierten que estudios complementarios sugieren que otras variantes en el PLD3 también aumentan la probabilidad de padecer la patología en poblaciones de origen africano y europeo. En total, se examinaron las características genéticas de unas 11.000 personas, y la mutación original se detectó en menos de un 1% de los afectados. Esta es la gran debilidad del trabajo, el efecto de la mutación es notable, pero el impacto clínico será limitado al ser tan minoritaria, apunta Agustín Ruiz, de la Fundación ACE-Instituto Catalán de Neurociencias Aplicadas.
El trabajo de grupo estadounidense no es el primero que relaciona mutaciones genéticas y alzhéimer. Desde 1993 se han descrito 24 alteraciones. Las 11 últimas, difundidas en octubre, llegaron de la mano del Proyecto Internacional de la Genómica del Alzhéimer, a través de un estudio en el que participó Agustín Ruiz. Esta cuestión, a su juicio, no le quita relevancia al trabajo que recoge Nature. Como tampoco que otras mutaciones, por ejemplo la del gen ApoE, eleven el riesgo mucho más (entre 3 y 14 veces más que la media de la población) o estén más extendidas en los pacientes (hasta en el 40% de los casos).
El estudio tiene dos aspectos de mucho interés, apunta Ruiz, que, antes de la publicación, ya está replicando el trabajo publicado por Cruchaga: tuvimos un acceso temprano a esta información, explica. Por un lado, por el uso de una nueva tecnología de secuenciación que permite centrarse no en todo el ADN, sino en los segmentos codificantes, es decir, los genes que expresan proteínas. Pero además, porque esta técnica se ha empleado de forma muy inteligente ya que se ha aplicado tras una selección de casos con antecedentes familiares, comparando barridos genéticos de enfermos y personas sanas (empleados como casos control) lo que ha permitido dar con el gen a un coste muy eficiente. A pesar del poco impacto clínico que tendrá la mutación por ser minoritaria, Ruiz destaca que ello no quita peso al trabajo para el desarrollo de dianas terapéuticas.
El estudio describe al PLD3 como una pieza clave en esta compleja enfermedad en la que, más allá de las pruebas de su vinculación genética, no existe un consenso científico sobre los mecanismos biológicos que la desencadenan. Los investigadores observaron en cultivos que altos niveles de expresión del gen y de la presencia de la proteína estaban relacionados con bajos niveles de beta-amiloide, mientras que, en el caso contrario, aumentaban los niveles del péptido cuya acumulación en placas es uno de los rasgos de la enfermedad. Este mismo fenómeno lo observaron en muestras de tejido cerebral obtenido de personas afectadas al compararlo con personas libres de alzhéimer.
Dado que los trabajos de la industria farmacéutica dirigidos a hacer frente a la enfermedad están centrando sus esfuerzos en combatir la acumulación de beta-amiloide, para Ruiz resulta especialmente relevante que se haya identificado el protagonismo del PLD3 y su papel en la creación de las placas seniles. Ahora, el objetivo es confirmar los resultados descritos, actuar sobre la actividad del y observar si es una opción útil en el abordaje terapéutico de la enfermedad.
lor:= � k HrJ أH nd:white;mso-ansi-language:ES'>áncer de próstata y muy polémico en el país debido a la gran cantidad de falsos negativos que arroja, y no usar terapias dirigidas contra un defecto genético específico, a menos que las células tumorales de un paciente contengan un biomarcador que pueda responder positivamente a la terapia.

El coste del tratamiento del cáncer de EE UU, a pesar de ser un pequeño porcentaje del presupuesto total dirigido a la salud en el país, se estima que crecerá en los próximos años, pasando de 125.000 millones de dólares en 2011 a 158.000 millones de dólares en 2020. Nuestra creencia es que los médicos y los pacientes deben participar en un programa que sea sostenible entre los beneficios y las evidencias para que la terapia sea la más eficaz, concluyeron los autores de la lista.

El exceso de tratamiento para combatir el cáncer no es beneficioso

Expertos de EE UU alertan, de nuevo, que “miles de mujeres con cáncer de mama están siendo sometidas a terapias innecesarias”
Una dosis de quimioterapia es suministrada a un paciente en Carolina del Norte. / GERRY BROOME/ AP
Los expertos han vuelto a alertar que existe un sobretratamiento a miles de mujeres que padecen cáncer de mama. Hay terapias que se prescriben que son innecesarias y que no afectan en casi nada a la supervivencia de las pacientes, aseguraron varios investigadores ayer miércoles durante el Congreso sobre Cáncer de Mama que se está celebrando estos días en San Antonio (Texas), informa AP.
La mayoría de los cánceres de mama se diagnostican en las primeras fases de la enfermedad, y muchas mujeres son tratadas con cirugía seguida de terapia de hormonas o quimioterapia, además de que en muchos casos también con radioterapia. Esta es la segunda vez en menos de dos meses que los expertos estadounidenses alertan de que algunos tratamientos del cáncer se han demostrado no ser beneficiosos para combatir la enfermedad.
La idea es que cada vez se use menos terapia en ciertos de tipos de cáncer, aseguró C. Kent Osborne, médico de la Universidad de Medicina de Baylor, durante su ponencia. El sobretratamiento es un gran problema para tratar el cáncer, explicaron los expertos. Es cierto que las terapias ayudan a muchas mujeres a superar la enfermedad, pero someterlas a demasiadas, que no son necesarias, está suponiendo un alto coste, experiencias traumáticas y efectos secundarios de por vida, añadieron.
Según los investigadores, la calidad de vida de la enferma puede verse mermada con la aparición de síntomas como la inflamación del bazo o problemas cardíacos permanentes. La radioterapia, además, puede elevar el riesgo de padecer algún otro tipo de tumor maligno, agregaron.
Entre los resultados presentados en el congreso se mostraron varios estudios que concluyeron que era conveniente no usar radioterapia en los primeros estadios de la enfermedad; que la cirugía puede ser innecesaria cuando hay metástasis, y que el uso de quimioterapia menos agresiva podría convertirse en el tratamiento estándar del cáncer de mama.
Los expertos expusieron que cuando el cáncer de mama ya está muy extendido, que suele ocurrir entre el 5% y el 20% de los casos recién diagnosticados, normalmente, es incurable. En estos casos lo recomendado es la quimioterapia o terapia hormonal que ataque al cáncer en todo el cuerpo. Sin embargo son muchos los especialistas que optan por la intervención quirúrgica con la esperanza de eliminar el tumor pero sin pruebas suficientes que la justifiquen, añadieron
El pasado mes de octubre, la Sociedad de Oncología Americana (ASCO, por sus siglas en inglés) publicó la lista de las cinco terapias y pruebas del cáncer cuyo uso no es beneficioso o no está justificado en algunos casos. Los expertos aseguraron entonces que cómo médicos tenemos la responsabilidad de dar al paciente el mejor cuidado del cáncer posible. Esto significa que debemos ser responsables y eliminar de estas opciones pruebas que superan en riesgo a los beneficios, y asegurarnos que la elección que hemos tomado es la que refleja la mejor evidencia.
La lista ASCO incluía no recetar un medicamento contra las náuseas y los vómitos a los enfermos que se están sometiendo a una quimioterapia y que no tiene estos efectos secundarios; no usar tratamientos combinados a no ser que el enfermo necesite un alivio urgente de sus síntomas; no utilizar pruebas de tecnología avanzada -como los escáneres, entre otras- para vigilar una posible recidiva en los pacientes que han sido tratados con anterioridad o en aquellos que no presentan ningún síntoma de cáncer; no abusar del PSA (análisis del antígeno prostático específico), prueba para detectar el cáncer de próstata y muy polémico en el país debido a la gran cantidad de falsos negativos que arroja, y no usar terapias dirigidas contra un defecto genético específico, a menos que las células tumorales de un paciente contengan un biomarcador que pueda responder positivamente a la terapia.

El coste del tratamiento del cáncer de EE UU, a pesar de ser un pequeño porcentaje del presupuesto total dirigido a la salud en el país, se estima que crecerá en los próximos años, pasando de 125.000 millones de dólares en 2011 a 158.000 millones de dólares en 2020. Nuestra creencia es que los médicos y los pacientes deben participar en un programa que sea sostenible entre los beneficios y las evidencias para que la terapia sea la más eficaz, concluyeron los autores de la lista.