jueves, 13 de marzo de 2014

Un gel vaginal protege contra el VIH después de la relación sexual

Un ensayo en monos demuestra que los antivirales actúan hasta seis horas después del coito

Representación del VIH en el torrente sanguíneo.

Los geles vaginales con antivirales (los llamados microbicidas) son una de las esperanzas para frenar la expansión del VIH. Básicamente consisten en cremas que deben actuar destruyendo el virus antes de que llegue a las mucosas de la mujer y se asiente. Así, ellas tendrán el control de la infección, sobre todo en entornos en los que les cuesta negociar el uso del preservativo con su pareja. Pero, hasta ahora, se estaban ensayando los geles para usarlos antes de la relación. La posibilidad de que funcionen después, como publica Science Translational Medicine de un ensayo en macacos, da aún más opciones.
El estudio se basa en que desde el momento del primer contacto con el virus (en este caso, el presente en el esperma) hasta que este atraviesa todas las barreras celulares y se instala pueden pasar hasta seis horas. Así que aplicarse una crema con antivirales que interrumpan el proceso puede servir para detener el proceso y proteger a las hembras del macaco (o, más adelante, a las mujeres). Eso sí, los datos no indican una eficacia del 100%, pero sí de cerca del 90%.
En concreto, se han ensayado geles con un antiviral de la familia de los inhibidores de la integrasa. esto quiere decir, dentro del complejo ciclo de infección por VIH, que detiene un momento clave: aquel en el que el material genético del virus se integra –de ahí su nombre– en el ADN de las células del huésped. Este paso es el que permite que aunque el virus desaparezca de la sangre del afectado, pueda reactivarse en algún momento, reiniciando la cadena infecciosa.
El estudio ha demostrado que cuando antes se use el preparado, mayor es la protección, pero da una ventana de hasta tres horas para que mantenga una máxima eficacia.
La ventaja de este sistema sería, si se confirma en mujeres –el virus de la inmunodeficiencia en simios no es igual al de humanos y a veces los resultados no son extrapolables– no solo la protección, sino que esta sería completamente autónoma: no habría que programar el uso del gel antes de la relación, serviría para situaciones imprevistas (una violación, por ejemplo) e, incluso, el hombre no notaría ningún cambio en la mujer, lo que evitaría que se pudieran oponer a su uso.

Un análisis de sangre puede predecir el alzhéimer antes de que comience



Un simple análisis de sangre tiene el potencial de predecir si una persona sana desarrollará síntomas de alzhéimer dentro de dos o tres años. Así concluye un nuevo estudio publicado en la última edición de la revista Nature Medicine.

Según los autores, si estudios más ambiciosos confirman los resultados, la prueba podría llenar el vacío existente en las estrategias de lucha contra la degeneración del cerebro, una condición que muestra síntomas cuando ya es demasiado tarde para tratar de manera efectiva.

La prueba se describió tras un estudio preliminar que contaba con 525 personas mayores de 70 años. El trabajo identificó diez metabolitos de lípidos en el plasma sanguíneo que distinguían, con un 90% de precisión, entre las personas que permanecerían cognitivamente sanos y aquellas que mostrarían signos de deterioro cognitivo.

"Estos hallazgos son muy emocionantes", explica Simon Lovestone, neurocientífico de la Universidad de Oxford (Reino Unido). Pero como solo 28 participantes desarrollaron síntomas similares al alzhéimer, "los hallazgos deben ser confirmados en estudios más grandes e independientes".

A día de hoy no existe un buen tratamiento para la enfermedad de Alzheimer, que afecta a 35 millones de personas en todo el mundo. Varias terapias prometedoras han sido probadas en ensayos clínicos en los últimos años, pero todas han fracasado.

La diferencia es que estos ensayos incluyeron a personas que ya habían desarrollado síntomas. Muchos expertos temen que los beneficios de un tratamiento no se cumplirían en un estudio de este tipo, ya que puede ser imposible detener la enfermedad una vez que se ha manifestado.

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Un simple análisis de sangre tiene el potencial de predecir si una persona sana desarrollará síntomas de alzhéimer dentro de dos o tres años. (Foto: Meritxell García)

"Necesitamos biomarcadores que permitan identificar a los pacientes –y reclutarlos para ensayos clínicos– antes del inicio de sus síntomas", afirma Lovestone.

El estudio actual, dirigido por Howard Federoff, investigador de la Universidad de Georgetown (EE UU), muestra las pruebas de las habilidades cognitivas y la memoria de los participantes, que facilitaron sangre alrededor de una vez al año durante cinco años.

Utilizaron espectrometría de masas para analizar el plasma sanguíneo de 53 participantes con deterioro cognitivo leve o enfermedad de Alzheimer, incluidos 18 que desarrollaron síntomas durante el estudio y 53 que permanecieron cognitivamente sanos.

Así, los expertos encontraron diez fosfolípidos que estaban presentes a niveles bajos en la sangre de la mayoría de la gente que tenía, o iba a desarrollar, deterioro cognitivo. El equipo validó los resultados en otros 41 participantes.

“No se sabe muy bien el origen de las diez moléculas, aunque sabemos que están generalmente presentes en las membranas celulares”, apunta Federoff. El experto propone que las concentraciones de los fosfolípidos podrían reflejar de algún modo la ruptura de las membranas de las células neuronales.

Federoff destaca que sus resultados tendrán que ser validados en laboratorios independientes y con estudios mucho más grandes: “También tenemos que mirar en diferentes grupos de edad y una mezcla racial más diversa, además de necesitar períodos de estudio más largos”.

Monique Breteler, directora de epidemiología del Centro Alemán para Enfermedades Neurodegenerativas, apunta que una prueba basada en los biomarcadores de Federoff tendría muchas ventajas, como la facilidad de acceder a las muestras de sangre.

“Algunos grupos están buscando moléculas presentes en el líquido cefalorraquídeo o biomarcadores basados ​​en imágenes del cerebro, procedimientos que no son prácticos para su uso a gran escala”, añade.

Otras investigaciones han encontrado diferencias en los patrones de otras moléculas entre la sangre de las personas con alzhéimer y controles sanos. Sin embargo, “este tipo de estudios de casos y controles no tienen en cuenta la variación normal entre individuos”, subraya  Breteler. (Fuente: SINC)

Las adolescentes obesas tienden a tener un menor rendimiento escolar

La obesidad en chicas adolescentes está asociada con niveles de rendimiento académico más bajos durante esa etapa de su vida, según un nuevo estudio.

La investigación llevada a cabo por el equipo de Josie Booth, de la Universidad de Dundee, y John Reilly, de la Universidad de Strathclyde, ambas instituciones en el Reino Unido, es el estudio más completo realizado hasta la fecha sobre la relación entre la obesidad y el rendimiento académico en la adolescencia.

Los resultados de esta investigación muestran que las chicas obesas, clasificadas mediante el índice de masa corporal (IMC, o BMI por sus siglas en inglés) a los 11 años, tenían un rendimiento académico inferior a esa edad y a los 13 y 16 años, en comparación con aquellas de peso normal. En el estudio se tuvieron en cuenta posibles factores alternativos, pero éstos resultaron no afectar a los resultados generales.

Las notas en las asignaturas principales de Inglés, Matemáticas y las de Ciencias para las chicas obesas eran más bajas por una diferencia promedio equivalente a un punto en una escala de cero a diez puntos, siendo cero la peor calificación posible y diez la mejor posible.

Las relaciones entre la obesidad y el logro académico en chicos eran menos claras.

Se necesitará investigar más para entender por qué la obesidad está relacionada negativamente con las notas.

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Las adolescentes obesas tienden a tener un menor rendimiento escolar, según el nuevo estudio. (Imagen: Amazings / NCYT / JMC)

En la nueva investigación se examinó información de casi 6.000 niños de un estudio longitudinal a cargo de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, y conocido como ALSPAC. Entre los datos figuran las calificaciones obtenidas en pruebas escolares nacionales a los 11, 13 y 16 años, y el peso. El 71,4 por ciento tenían un peso normal (1.935 niños, 2.325 niñas), el 13,3 por ciento tenían sobrepeso (372 niños, 420 niñas) y el 15,3 por ciento eran obesos (448 niños, 466 niñas).

Los investigadores tuvieron en cuenta factores potencialmente distorsionadores como privaciones socioeconómicas, salud mental, IQ (coeficiente intelectual), y edad de la joven en la menarquia, la aparición de su primera menstruación, pero vieron que nada de eso cambiaba la relación entre la obesidad y el rendimiento académico.
http://noticiasdelaciencia.com/not/9822/las_adolescentes_obesas_tienden_a_tener_un_menor_rendimiento_escolar/