martes, 28 de enero de 2014

Niños con escasos recursos tienen un mayor riesgo de padecer hipertensión



Investigadores de la Universidad Iberoamericana, en la ciudad de México, determinaron que al menos el 36 por ciento de los niños obesos que no sobrepasan los 10 años de edad, y que habitan en zonas metropolitanas marginadas, tienden a ser hipertensos. Los especialistas sugieren que el desarrollo de hipertensión arterial entre menores podría estar relacionado con factores psico-emocionales originados en el propio núcleo familiar.

De acuerdo con la doctora Ericka Escalante Izeta, investigadora del Departamento de Salud de la Ibero, el problema incrementa debido a algunas creencias que se difunden entre los padres de familia, tales como: “la obesidad infantil no es un problema de salud”, o bien, “la obesidad desaparece con el paso del tiempo debido el crecimiento”. La investigadora de la Ibero puntualizó que esas ideas no sólo son erróneas, sino que contribuyen al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

“Es muy probable que alternativamente al exceso de grasa el menor presente otros síntomas como mareos, demasiada sed, excesiva necesidad de ir al baño, o bien, que algunas zonas de la piel como del cuello o las axilas adquieran una tonalidad obscura (acantosis). Esos cambios físicos podrían ser síntomas de que el niño está en vías de desarrollar diabetes o problemas cardiacos al corto plazo”, advirtió Escalante Izeta.

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Obesidad infantil. (Foto: DICYT)

Uno de los objetivos de los estudios de la Ibero relacionados con la obesidad entre menores consiste en el diseño de un programa denominado “Exploradores de comida”, cuyo objetivo es repercutir positivamente en los hábitos alimenticios de las familias sin la necesidad de realizar dietas estrictas, pues a juicio de la experta, éstas no suelen funcionar porque no corresponden a los patrones culturales alimentarios entre los mexicanos.

En el estudio de la Ibero se detectó que la obesidad entre menores de edad no sólo conlleva altos índices de niños hipertensos, sino repercusiones psico-emocionales entre los infantes afectados. “Los niños con obesidad se cansan más rápido, por lo que comienzan a realizar actividades sedentarias y quedan al margen de las actividades de sus demás compañeros”, subrayó Escalante Izeta.

Otro ejemplo de las afecciones psicológicas que se desarrollan entre los niños que padecen obesidad se visualiza en una baja autoestima ante determinadas eventualidades afectivas, como depresión, ansiedad o falta de aceptación de su imagen corporal. Por ejemplo, la investigadora de la Ibero refirió que en la etapa de la pre-adolescencia los niños comienzan a desarrollar su sexualidad, pero los niños con sobrepeso al no ser aceptados por sus pares como aquellos que tienen un físico óptimo comienzan a perder confianza en sí mismos. (Fuente: AGENCIA ID/DICYT)

Los europeos de hace 7.000 años tenían piel oscura y ojos azules

Los cazadores recolectores que habitaban Europa hace 7.000 años, en el Mesolítico, tenían la piel oscura y los ojos azules. Así lo aseguran científicos españoles, en colaboración con investigadores daneses, que han secuenciado por primera vez el genoma completo de un homínido europeo encontrado en el yacimiento de La Braña–Arintero en León, España.

El artículo, publicado en la revista Nature, ayudará a entender cómo eran los habitantes del viejo continente en el Mesolítico, periodo de la prehistoria que abarcó desde hace 10.000 hasta hace 5.000 años entre el Paleolítico y el Neolítico, antes de la llegada de la agricultura y la ganadería.

“Esta es la primera vez que se recupera un genoma completo de un individuo europeo antes del Neolítico”, explica a Sinc Carles Lalueza-Fox, uno de los autores del estudio, investigador del Instituto de Biología Evolutiva del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra.

“Hace un par de años publicamos el 1% pero este es el genoma completo. Hay muchas cosas que se pueden saber gracias a esta secuenciación y que no se pueden mirar de otra manera”, detalla Lalueza-Fox,

Entre esas características que se han constatado ahora destaca el tono oscuro de la piel y el color azul de los ojos. “Los europeos presentan variantes genéticas diferentes del resto de las poblaciones humanas, tienen algo especial, y en este listado de genes hemos encontrado bastantes sorpresas como la pigmentación de la piel y la mutación que provoca los ojos azules”, desgrana el investigador español.

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Un antiguo cazador recolector europeo del mesolítico. (Foto: PALETON / CSIC)
Los científicos indican que antes de este trabajo se consideraba que la piel clara de los europeos provenía del Paleolítico Superior y que se había desarrollado durante 45.000 años. En cambio, el individuo estudiado, conocido como La Braña-1, todavía tiene en su genoma las variantes propias de los cazadores recolectores de África que oscurecen la piel. “La piel clara no es algo que se desarrolle con la llegada de los cromañones, sino que está relacionado con la llegada del Neolítico”, defiende Lalueza-Fox.

Pero lo más llamativo es que La Braña–1 poseía también la mutación que provoca los ojos azules en los humanos actuales, y que según los investigadores es siempre la misma variedad genética. “Es chocante porque sabemos que son genes diferentes los del color de los ojos y la piel pero normalmente asumimos que se presentan conjuntamente”, indica el investigador.

“La combinación de pigmentación oscura y ojos azules no existe en la Europa actual. En EE UU hay algún actor que tiene un aspecto parecido pero sencillamente es porque sus progenitores son de continentes diferentes y han dado este genotipo. Aquí hablamos de individuos que genéticamente se agrupan con las poblaciones actuales del norte de Europa”, describe Lalueza-Fox.

Los científicos señalan que el objetivo de este estudio era observar cómo la llegada de la agricultura, la forma de vida más sedentaria, los cambios en la dieta y los patógenos asociados a los animales domésticos modelaron el genoma de las poblaciones europeas. "Somos el producto de las remodelaciones genéticas que tienen lugar con la llegada de la agricultura, a nivel de metabolismo y a nivel de dieta y de inmunidad", recuerda el investigador. 

Esta investigación fue posible gracias al excelente estado de conservación que tenían los restos de homínidos localizados en el yacimiento de La Braña–Arintero descubierto en 2006. Estos fósiles se encontraban en una cueva a 1.500 metros de altura en una zona bastante fría de la cordillera cantábrica.

“Son unos restos excepcionales. Va ser muy difícil que haya muchos genomas mesolíticos secuenciados en la latitud de España, ya que las condiciones frías de esta cueva han sido una ventaja para la conservación”, destaca Lalueza-Fox.

Según los investigadores, los restos localizados en el yacimiento leonés tiene un ancestro común con los pobladores del Paleolítico Superior que habitaron Mal'ta, en el lago siberiano de Baikal (Rusia), cuyo genoma fue recuperado hace unos meses.

“Estos datos indican que existe una continuidad genética en las poblaciones del centro y oeste de Eurasia. Los resultados son coherentes y muy similares con los restos arqueológicos de otras excavaciones europeas y rusas”, detalla Lalueza-Fox.

A lo largo de 2014, los científicos españoles continuarán trabajando con los individuos localizados en el yacimiento de La Braña–Arintero para seguir con esta línea de investigación. “La intención del equipo es tratar de recuperar el genoma del individuo llamado La Braña-2, que se conserva peor”, asegura Iñigo Olalde, otro de los autores del estudio.

“Pronto veremos muchos más genomas neolíticos y mesolíticos publicados, pero claramente, estos de La Braña–Arintero, son bastante excepcionales”, subraya Lalueza-Fox. (Fuente: SINC)
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