Una buena alimentación ayuda a crecer en buena salud, ¿pero pueden unos habitos
alimenticios correctos hacernos más inteligentes? Los investigadores europeos del proyecto
Nutrimenthe así
lo creen. Están
convencidos de que unos determinados nutrientes ayudan al organismo a
desarrollarse mejor y a mejorar las capacidades cognitivas de los niños. El programa Nutrimenthe
se desarrolla en nueve paisés diferentes y supervisa a mas´de 15.000 menores. El estudio comienza en el útero materno y sigue la
evolución del
recién nacido
hasta que alcanza la mayoría de edad.
Para medir el desarrollo
intelectual y la memoria, los científicos emplean tecnología de vanguardia. Las informaciones recabadas en los países que integran la
investigación
se analizan en la ciudad holandesa de Rotterdam, donde los expertos también llevan a cabo completos exámenes médicos, tanto de las madres
como de sus hijos y de sus hábitos alimenticios.
“Está claro que el embarazo es un
periodo muy importante en la vida”, explica el profesor Henning Tiemeier. “Es entonces cuando los órganos comienzan a
desarrollarse. Pero también estudiamos la dieta que se sigue en los años posteriores. Empezamos con
la leche materna y seguimos con el resto de alimentos, incluyendo chocolatinas
y refrescos. Estudiamos si el niño pica entre horas o no. Porque todo ello tiene su influencia
en el desarrollo del cerebro y la conducta”.
Combinando pruebas físicas y psiquicas, los
investigadores son capaces de componer un boceto del desarrollo de los
pacientes valiosísimo
para otros estudios.
Para estudiar el desarrollo físico del cerebro se utilizan
resonancias magnéticas.
A diferencia de otros órganos, el cerebro continuá desarrollándose en la edad adulta. Y una dieta rica en ácido fólico y ácidos grasos puede ser
crucial en ese proceso.
“Las
funciones cognitivas no están relacionadas exclusivamente con la dieta”, reconoce la profesora Tonya
White. “Hay
otros factores que también influyen, como la inteligencia de los progenitores o el
entorno en el que crece una persona, que puede ser muy estimulante o todo lo
contrario. Todo eso juega un papel importante en el desarrollo del cerebro y
las funciones cognitivas. Hay cosas que no se pueden separar. Y lo mejor es
darle al niño
todas las opciones que existen: que tenga una buena alimentación, un buen entorno y, por
supuesto, unos buenos padres”.
Un análisis detallado de los datos recogidos en este estudio debería arrojar las recomendaciones
dietéticas
precisas para que un niño se desarrolle de forma adecuada y crezca intelectualmente.
Los científicos
esperan obtener así
efectos positivos en todos los ámbitos, no sólo en el social.
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