Ahora, un equipo internacional de investigadores ha encontrado un nuevo hueso de la mano de un ancestro humano que vivió en el este de África hace aproximadamente 1.420.000 años.
El equipo de Carol Ward, de la Universidad de Misuri en la ciudad estadounidense de Columbia, y Fredrick Manthi de los Museos Nacionales de Kenia, sospecha que el hueso perteneció a un individuo de una especie humana temprana, Homo erectus. El descubrimiento de este hueso es la evidencia más antigua conocida de la existencia de una mano humana con los rasgos fundamentales de la anatomía distintiva antes descrita, y sitúa tales rasgos más de medio millón de años antes de lo previamente conocido.
Este hueso es el tercer metacarpiano de la mano, y se conecta al dedo corazón o medio. El hueso fue descubierto en el yacimiento paleontológico de Kaitio en el sector occidental de la zona del lago Turkana, en Kenia.
Lo que hace a este hueso tan especial y tan importante es la presencia de lo que se conoce como proceso estiloides o apófisis estiloides, una proyección de hueso en el extremo que se conecta a la muñeca. Hasta ahora, este proceso estiloides sólo se ha encontrado en los humanos anatómicamente modernos, en los neandertales y en algunos otros humanos primitivos.
La mano humana es única. El proceso estiloides ayuda a la estructura ósea de la mano humana a encajar con los huesos de la muñeca de un modo que permite aplicar grandes cantidades de presión a la muñeca y a la mano al sujetar algo entre el pulgar y los demás dedos. Esto nos permite a los humanos combinar fuerza y precisión, cualidades imprescindibles para muchas tareas manuales, como por ejemplo fabricar herramientas y usarlas. (Foto: Universidad de Misuri)
El proceso estiloides ayuda a la estructura ósea de la mano a encajar con los huesos de la muñeca de un modo que permite aplicar grandes cantidades de presión a la muñeca y a la mano al sujetar algo entre el pulgar y los demás dedos. La falta de la apófisis estiloides impone serias limitaciones en actividades manuales tales como fabricar herramientas o usarlas.
El hueso fue encontrado cerca de yacimientos arqueológicos donde tiempo atrás se descubrieron las más antiguas herramientas achelenses conocidas. Las herramientas achelenses son enseres de piedra tallada entre las que figuran bifaces de más de 1,6 millones de años. Los bifaces son rudimentarias herramientas de piedra, comparables en algunos aspectos a hachas sin mango, y con una forma que recuerda un poco a la de una almendra, talladas por sus dos caras y con aristas cortantes, características sobre todo del Paleolítico inferior y del medio.
La capacidad manual de fabricar estos bifaces indica, casi con total certeza, que estos humanos antiguos usaban sus manos para muchas otras tareas complejas.
La apófisis estiloides avala la existencia de una notable destreza manual que permitió a algunas especies
humanas primitivas aferrar objetos con mucha fuerza pero también con mucha precisión al manipularlos, por ejemplo al tallar piedra. Esto era algo que sus predecesores no podían hacer, o al menos no tan bien, debido a la falta de esta apófisis estiloides y su anatomía asociada, tal como destaca Ward. "Nuestras manos hábiles y especializadas han estado con nosotros durante la mayor parte de la historia evolutiva de nuestro género, Homo. Ellas son, y han sido durante casi un millón y medio de años, fundamentales para nuestra supervivencia".
En la investigación también han trabajado Matthew Tocheri, del Museo Nacional de Historia Natural adscrito al Instituto Smithsoniano, J. Michael Plavcan de la Universidad de Arkansas, y Francis Brown, de la Universidad de Utah, en Estados Unidos todas estas entidades.
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