Un ensayo en monos demuestra que los antivirales actúan hasta seis horas después del coito
Representación del VIH en el torrente sanguíneo.
Los geles vaginales con antivirales (los llamados microbicidas) son una de las esperanzas para frenar la expansión del VIH. Básicamente consisten en cremas que deben actuar destruyendo el virus antes de que llegue a las mucosas de la mujer y se asiente. Así, ellas tendrán el control de la infección, sobre todo en entornos en los que les cuesta negociar el uso del preservativo con su pareja. Pero, hasta ahora, se estaban ensayando los geles para usarlos antes de la relación. La posibilidad de que funcionen después, como publica Science Translational Medicine de un ensayo en macacos, da aún más opciones.
El estudio se basa en que desde el momento del primer contacto con el virus (en este caso, el presente en el esperma) hasta que este atraviesa todas las barreras celulares y se instala pueden pasar hasta seis horas. Así que aplicarse una crema con antivirales que interrumpan el proceso puede servir para detener el proceso y proteger a las hembras del macaco (o, más adelante, a las mujeres). Eso sí, los datos no indican una eficacia del 100%, pero sí de cerca del 90%.
En concreto, se han ensayado geles con un antiviral de la familia de los inhibidores de la integrasa. esto quiere decir, dentro del complejo ciclo de infección por VIH, que detiene un momento clave: aquel en el que el material genético del virus se integra –de ahí su nombre– en el ADN de las células del huésped. Este paso es el que permite que aunque el virus desaparezca de la sangre del afectado, pueda reactivarse en algún momento, reiniciando la cadena infecciosa.
El estudio ha demostrado que cuando antes se use el preparado, mayor es la protección, pero da una ventana de hasta tres horas para que mantenga una máxima eficacia.
La ventaja de este sistema sería, si se confirma en mujeres –el virus de la inmunodeficiencia en simios no es igual al de humanos y a veces los resultados no son extrapolables– no solo la protección, sino que esta sería completamente autónoma: no habría que programar el uso del gel antes de la relación, serviría para situaciones imprevistas (una violación, por ejemplo) e, incluso, el hombre no notaría ningún cambio en la mujer, lo que evitaría que se pudieran oponer a su uso.
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