Los bifaces son rudimentarias herramientas prehistóricas de piedra (básicamente piedras talladas), con una forma que recuerda un poco a la de una almendra, talladas por sus dos caras y con aristas cortantes.
La arqueóloga Karen Ruebens, de la Universidad de Southampton en el Reino Unido, y autora del estudio, examinó concienzudamente el diseño de 1.300 herramientas de piedra originadas en 80 yacimientos arqueológicos neandertales en cinco regiones o países de Europa: Francia, Alemania, Bélgica, Gran Bretaña y los Países Bajos.
La investigación de Ruebens ha sacado a la luz nuevas evidencias de que existieron dos tradiciones o diseños diferentes para la fabricación de los bifaces, una en una región que hoy corresponde al sudoeste de Francia y Gran Bretaña, y la otra en Alemania y territorios adyacentes hacia el lado Este. Ambas tradiciones indican desarrollos completamente separados e independientes
Bifaces de distintos diseños, examinados por Karen
Ruebens para su estudio. (Foto: Universidad de
Southampton)
Además, Ruebens encontró un área, que engloba a la Bélgica y a los Países Bajos de hoy en día, que demuestra una transición entre las dos tradiciones anteriormente mencionadas.
La zona de transición indica un contacto entre los grupos diferentes de neandertales, lo cual es difícil de identificar, aunque se había hablado mucho de ello, especialmente en relación con sus contactos posteriores con grupos de humanos modernos. Esta área puede ser vista como un crisol de ideas por donde pasaron grupos nómadas de neandertales, tanto de la tradición del Este como de la del Oeste, influenciando cada uno de ellos a los diseños del otro, y dejando a su paso una variedad mayor de herramientas bifaces, tal como argumenta Ruebens.
Las distintas formas de fabricar un bifaz fueron transmitidas de generación en generación durante un tiempo lo bastante largo como para que pudieran integrar de forma hoy visible el registro arqueológico. Esto indica un sólido mecanismo de aprendizaje social dentro de estos dos grupos y dice mucho de la estabilidad y la capacidad de interacción de las poblaciones de neandertales.
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