martes, 6 de mayo de 2014

¿Puede la mera ilusión de sentirnos fuera del cuerpo mermar nuestros recuerdos?

La sensación de estar fuera del cuerpo, que a veces experimentan personas que acaban de sufrir un grave accidente o que padecen algún problema mental que altera igualmente su percepción hasta ese punto, es una experiencia sin duda perturbadora. Son comunes además los casos de este tipo en los que un sujeto con un trastorno psiquiátrico tiene recuerdos incompletos de lo que verdaderamente sucedió.

¿Hasta qué punto ambos fenómenos están relacionados? Lo fácil es creer que ambas alteraciones son meros síntomas de un trastorno causante y zanjar aquí la cuestión. Sin embargo, los inesperados resultados de una investigación con personas sanas sometidas a una recreación muy vívida de experiencia extracorpórea, mediante un sistema de Realidad Virtual, conducen a la sorprendente conclusión de que la sensación de sentirse fuera del cuerpo es capaz por sí sola de nublar la memoria.

Esta investigación, realizada por especialistas del Instituto Karolinska en Estocolmo y la Universidad de Umea, ambas instituciones en Suecia, demuestra por primera vez que hay una relación estrecha entre la percepción corporal y la habilidad de recordar. Para que podamos almacenar nuevos recuerdos de nuestras vidas (incluso si se trata de recuerdos sobre cosas llamativas en vez de anodinas), necesitamos sentir que nos hallamos en nuestro propio cuerpo.

Los resultados obtenidos por el equipo de la investigadora Loretxu Bergouignan, del Instituto Karolinska, y que ahora está en el BCBL (el Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje), Henrik Ehrsson del Instituto Karolinska y Lars Nyberg de la Universidad de Umea, son concluyentes al respecto: Los voluntarios que vivieron un suceso destacado mientras al mismo tiempo experimentaban la ilusión de estar fuera del cuerpo, registraron cierta pérdida de memoria respecto a lo sucedido.

En el estudio se reclutó a 84 estudiantes, que debían leer un texto y luego responder oralmente a una serie de preguntas sobre lo expuesto en él. Para hacer llamativas estas sesiones, y por tanto teóricamente fácil recordar detalles inusuales de las mismas, un actor (Peter Bergared) fue el encargado de hacer las preguntas, interpretando para ello el papel de un supuesto profesor, de conducta muy excéntrica, en el Instituto Karolinska. Dos de los interrogatorios se percibieron desde una perspectiva normal en primera persona, desde sus propios cuerpos, mientras que los participantes en las otras dos sesiones experimentaron una ilusión creada, como si estuvieran fuera de su propio cuerpo. En ambos casos, los participantes utilizaron auriculares y gafas de realidad virtual.

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El actor sueco Peter Bergared durante su interpretación de un profesor muy excéntrico en los experimentos psicológicos. (Foto: Staffan Larsson)

Una semana más tarde, se les hicieron pruebas de memoria, que incluían procurar recordar lo sucedido, con detalles sobre los hechos, en qué orden ocurrieron, y qué habían sentido.

Resultó entonces que los participantes recordaron los interrogatorios “fuera del cuerpo” de una forma bastante peor que aquellos que los vivieron desde la perspectiva “dentro del cuerpo”. Así ocurrió a pesar del hecho de que respondieron igual de bien a las preguntas del cuestionario en cada situación y de que también indicaron que experimentaron el mismo nivel de emoción. Pero los hechos vinculados al interrogatorio en sí mismo (inusuales por la conducta extravagante del interrogador) se habían desdibujado en aquellas personas que vivieron la experiencia simulada de estar fuera de su cuerpo.

Los escaneos de los cerebros mediante resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) revelaron además una diferencia crucial en la actividad en una porción del lóbulo temporal (el hipocampo), que se sabe que es importante para los recuerdos episódicos.

Cuando los sujetos de estudio intentaron recordar qué pasó durante los interrogatorios experimentados "fuera del cuerpo", no había actividad en el hipocampo, a diferencia de cuando recordaron las otras situaciones. Sin embargo, sí se apreciaba actividad en la corteza del lóbulo frontal, lo que sugiere que estaban realizando realmente un esfuerzo por recordar.

La interpretación que el equipo de Bergouignan, Ehrsson y Nyberg hace de este intrigante fenómeno es que hay una estrecha relación entre la experiencia corporal y la memoria. Nuestro cerebro crea constantemente la experiencia de nuestro propio cuerpo en el espacio, combinando información de múltiples sentidos: vista, oído, tacto, y demás. Cuando se va a crear un recuerdo, es el hipocampo el que tiene que enlazar toda la información encontrada en la corteza cerebral a fin de formar un recuerdo unificado para su almacenamiento a largo plazo. Durante la experiencia de estar fuera del cuerpo, este proceso de almacenamiento de recuerdos se ve perturbado, con lo cual el cerebro crea sólo recuerdos fragmentarios.

Los resultados de esta investigación podrían ayudar a aclarar el mecanismo subyacente en los problemas de memoria que experimentan algunas personas con ciertos trastornos mentales
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