«Corría el año 1991 y estábamos pintando el
chalet de mi abuela en la sierra de Madrid cuando empezó a caer la típica lluvia de
mediados de mayo sin tormenta, pero, de repente, uno de mis primos dijo: ¡Hay ranas en el tejado! y lo cierto es que estaba
todo lleno. Cada dos metros había una rana pequeña y de color verde oscuro-negro».
Este comentario, de wawer185, es uno de los cientos que se
pueden encontrar en los foros de la
Red y está en directa relación con un curioso fenómeno que no deja
indiferente a quien le sorprende: la «lluvia de ranas». Es más, la mayoría de los foreros que cuentan que han vivido una «lluvia de animales» se les tacha, según los comentarios, de «locos» o «mentirosos».
No obstante, la «lluvia de animales» no es tan extraña como parece. Además, se tiene
constancia de este fenómeno desde el
Antiguo Egipto.
La última «lluvia de animales» ha ocurrido en Colombia, donde cientos
de peces cayeron de un árbol en el pueblo caribeño de Santo Tomás, vecino a la
ciudad de Barranquilla, en plena procesión de Semana Santa.
Pero... ¿cuál es la explicación?
Recientemente ha
aparecido una explicación científica del fenómeno de la lluvia de animales pequeños que lo relaciona directamente con las trombas marinas. El viento, a su paso, captura, entre otras muchas
cosas, a pequeños seres vivos. Estos tornados pueden
transportar a las criaturas hasta alturas significativas y, a veces, a través de largas distancias. Estos vientos arrasan con los animales y los
dejan caer de manera concentrada en un punto concreto. Los animales que sufren
las consecuencias de estas trombas suelen ser insectos, peces pequeños, o ranas. También se ha dado el caso
de que el viento se topara con pequeños animales
voladores a su paso, como pajarillos o murciélagos, que acabaron arrasados o muertos después del fenómeno.
Huellas antiguas
En la Edad Media , la repetición del fenómeno meteorológico en ciertas regiones llevó a la gente a creer
que los peces nacían ya adultos en los cielos y, acto
seguido, caían al mar. No obstante, no solo las ranas
y los peces eran los preferidos por estas lluvias. En junio de 1880, en España se pudo contemplar una lluvia de codornices pequeñas sobre en Valencia. De hecho, es precisamente en el sur donde se tiene
más constancia de estos fenómenos. En el año 2007 llovieron
ranas pequeñas en El Rebolledo, en la zona de Alicante
y, un año después, llovió peces y ranas en el Taperal de Beniganim, de nuevo, en Valencia.
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